Despertar con los Muertos- MiniHistoria
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Despertar con los Muertos- MiniHistoria
Titulo: Despertar con los Muertos
Clasificación: T
Género: Aventura, Supernatural , Humor, Misterio.
Advertencia: Referencias a la serie de TV: Supernatural
Longitud: 3 Capítulos
Resumen
Esta historia es un regalo para nuestra Administradora Kirtash. Este último mes logré que se alienara junto conmigo a la serie de Televisión Supernatural, y esta historia hace referencia a ello y a varias cosas que nos hemos dicho entre nosotras. La única advertencia es que esta historia está hecha para ella y para amigos míos, por lo tanto hay referencias que a nosotros nos hará reir bastante. Aunque claro está, si se encuentran interesados pueden adentrarse a leer, y tu Kirt, espero lo disfrutes.
Clasificación: T
Género: Aventura, Supernatural , Humor, Misterio.
Advertencia: Referencias a la serie de TV: Supernatural
Longitud: 3 Capítulos
Resumen
Esta historia es un regalo para nuestra Administradora Kirtash. Este último mes logré que se alienara junto conmigo a la serie de Televisión Supernatural, y esta historia hace referencia a ello y a varias cosas que nos hemos dicho entre nosotras. La única advertencia es que esta historia está hecha para ella y para amigos míos, por lo tanto hay referencias que a nosotros nos hará reir bastante. Aunque claro está, si se encuentran interesados pueden adentrarse a leer, y tu Kirt, espero lo disfrutes.
Última edición por Avada Kedavra el Lun Ene 11, 2010 9:43 pm, editado 2 veces
Re: Despertar con los Muertos- MiniHistoria
Prólogo.
-
*
-
Estiró la mano sobre la cama y se acomodó para seguir durmiendo. Era raro, le decía su subconsciente, el cual se encontraba entre un mar de nubes, perdido en las profundidades del mismo sueño. La cama no debía de ser tan grande, la de su cuarto era simple y pequeña, no doble, y por lo tanto no debería de poder tener su brazo estirado hacia un costado y aún seguir teniendo superficie. Se movió inquieta, mientras que su mente inconscientemente trabajaba para resolver el misterio. ¿Acaso se había quedado durmiendo en el cuarto de sus padres mientras miraba televisión? Una respuesta negativa le siguió a esa pregunta. No había usurpado la cama de sus padres en el día anterior para ponerse a ver tele como siempre hacía, por lo que era imposible que estuviera durmiendo allí. Además, si se hubiera quedado dormida sus padres la habrían levantado para que se fuera a su cuarto.
Un escalofrío recorrió el cuerpo, el cual se acurrucó más, intentando que sabanas y acolchados que no existían se pegaran a este y evitaran que pasara frío. Pero no pasó.
Abrió un ojo y su visión solo pudo captar una casi completa oscuridad. Aún dormida, frunció el cejo, estaba segura de que las luces del patio que entraban por el ventanal de su cuarto alumbraban mucho más que eso. Abrió el otro ojo, y se puso boca arriba.
Se sentía rara, como si no estuviera en su cama, en su cuarto.
Y cuánta razón tenía en cuanto se hubo acostumbrado a la falta de luz.
Estaba acostada en una cama de dos plazas, encima del cubrecama y sin estar tapada con nada, lo que explicaba el frío que sentía. Este no era su cuarto blanco, con dos camas simples, la computadora y sus miles de libros y estanterías. El lugar era grande y por lo que podía ver con muebles viejos. A un costado, una mesita de luz era adornada con una lámpara de hierro que asemejaba a una planta de rosa.
Calló ante la situación y se sentó de repente en la cama. Giró su cabeza hacia los costados intentando ver un poco más mientras pensaba, ¿en dónde demonios estoy? Tanteó a un costado, buscando el Swicht de la lámpara, la luz se encendió, pero eso no significaba un alivio demasiado grande. En cuanto hubo de apreciar en su totalidad en donde se encontraba se le calló el alma a los pies.
O era una habitación muy descuidada o el lugar había estado falto de presencia humana por un rato largo. Todo estaba cubierto de polvo, viejo y desgastado. El ventanal que allí había estaba recubierto con tablones de madera, y por una finas rendijas llegaba a colarse algo de luz de lo que supuso era la calle. En ese momento agradeció que aunque sea la casa todavía tuviera corriente eléctrica. Se bajó de la cama. Todavía llevaba el pantalón y remera pijama con el cual se había ido a acostar y sus pies descalzos tocaron el suelo de madera cubierto de polvo. Miró a los alrededores y se quedó allí parada por lo menos durante diez segundos.
-Diría que estoy soñando, pero sería muy hipócrita de mi parte.- murmuró por la comisura de la boca. Y maldita sea que hacía frío allí.
Pegó un salto. A lo lejos, en la casa, algo pesado parecía haberse caído.
Con cada soplo del viento afuera, la luz de la lámpara titilaba. Aunque había algo en ello que le daba una mala sensación. Y solía hacerle casos a estas, normalmente la salvaban de muchos problemas.
Otro golpe abajo.
Uno de los tablones que cubrían la ventana salió volando de ella y rompió el vidrio en el proceso.
Entró el viento
Se apagó la luz.
Buscó a tientas en la mesita para ver si podía volver a encenderla. Sus ojos se acostumbraron nuevamente a la oscuridad y miró a la puerta de la habitación, la cual se acababa de abrir.
Una figura en la entrada. Ella parpadeó y desapareció.
Tuc, tuc, tuc, tuc… Bombeaba el corazón.
Logró agarrar la lámpara, busco encenderla. Pero un tirón le hizo notar que el cable había sido cortado.
Luego de eso algo le tocó el hombro, un espasmo salió de su boca y se giró. Allí, en medio de la oscuridad un hombre viejo, demacrado, con cortes, Muerto… Le sonreía de forma macabra mientras levantaba un cuchillo.
Gritó. Era la primera vez que mandaba tanta fuerza a sus cuerdas vocales. El grito pareció algo involuntario, porque ¿qué respuesta lógica era esa? ¿Qué iba a salvarla en un momento como ese? ¿De qué le ayudaría un grito?
Nada.
Entonces realizó la única acción que quizás con suerte le serviría, y sino… pues, mejor ni pensarlo.
Le tiró con la lámpara de hierro. La cual lo atravesó completamente e hizo que desapareciera.
Quedó allí parada, no más de tres segundos. Pero para la mente humana eso es mucho tiempo. Trabaja a mucha velocidad, y ese momento tan corto es lo suficiente como para que uno pueda caer que lo que había tenido enfrente si era un fantasma. Si fue afectado por la lámpara de hierro. Y muy importante también, si parecía querer matarla.
Por lo que solo atinó a hacer algo que era a la vez estúpido y lógico. Salió corriendo como alma que lleva el diablo fuera de la habitación y cerró la puerta tras ella, antes de darse cuenta de que haber dejado la única arma que quizás le serviría, allí dentro, no debía de haber sido buena idea. Pero en esos instantes, no creía que su corazón soportara la perspectiva de volver adentro de ese cuarto.
Ahora estaba en un pasillo, uno bastante largo.
Tuc, tuc, tuc, tuc… se escuchaba su corazón… Como odiaba los pasillos largos… y oscuros.
Algo de luz, no sabía de dónde, iluminaba el camino. La propia mente le decía que empezar a correr por ese lugar tétrico era loco, pero el quedarse también, por lo que… No tardo en elegir ir hacia la derecha y largarse a su suerte.
Cualquiera le hubiera dicho que no estaba tomando las cosas bien, que quizás todo había sido su imaginación, que los fantasmas no existían. Pues ella no estaba dispuesta a averiguarlo, fuera una broma jugada por alguien, quizás solo una alucinación, o lo que sea, prefería averiguarlo cuando estuviera fuera de ese lugar y completamente segura y con la capacidad de pensar. Además, si solo era una broma. ¿Podía matar a los responsables después, no?
La madera suelta resonaba bajo sus pies, a lo lejos, golpes y pisadas podían escucharse también. Su corazón se aceleró…
Llegó a un hall.
Por unas vidrieras entraba la luz de la luna, y faros a lo lejos iluminaban la posada y el lugar a donde había ido a parar. Una chimenea enorme flanqueaba la habitación, y enfrente de ella los instrumentos para encender el fuego.
Corrió hacia allí y tomo una asadera, ¿era de hierro o no? Tenía que serlo… siempre eran así. Además se sentía así.
Quizás no lo era, pero de todas formas lo tomó consigo, mejor algo que nada.
Pensó en los vidrios, podría romperlos y salir de allí. Se acercó, pero en cuanto lo hizo su esperanza salió volando por entre los barrotes que cercaban a los vidrios por fuera.
-Genial.-murmuró.
Un estruendo a su espalda casi logra darle un ataque, se giró, y por una de las millares de puertas que había allí, salió una figura, de mujer, por lo que pudo atisbar. Esta corrió hasta la mitad del lugar, hasta que se percató de ella. En cuanto lo hizo se frenó de golpe y miró con preocupación hacia atrás.
-¿Hola?- nuestra chica preguntó a la recién llegada, sintiéndose una total estúpida al decir algo así en un situación como aquella…
Esperaba una respuesta, pero la repentina sensación de frío, la entrada de viento de anda a saber de dónde, le borró todo lo referente a la recién llegada. Allí detrás de esa chica que no conocía estaba el loco asesino fantasma, al cual al parecer su mente ya le había metido un sobrenombre...
Su personalidad, mente e instinto de supervivencia le dijeron que saliera de allí tan rápido como pudieran sus piernas. Pero al parecer sus neuronas no estaban muy funcionales todavía, porque en su opinión para que fuera corriendo y atacara al fantasma con la asadera, que esperaba fuera de hierro, no tenía que estar muy bien en cuanto a la salud mental…
En cuanto hubo desaparecido aquel ser sobrenatural que al parecer tenía ganas de verlas cortadas en pedazos, las dos chicas no se hablaron, no se miraron. Pero lo que siguió fue como un tratado mental. La recién llegada tomó otra asadera y ambas salieron por la primera puerta que encontraron. Aquella enfrente de ellas.
La oscuridad no permitía que se vieran una a otra más que como sombras, pero eso no importaba, había que salir de allí… y rápido.
La casa seguramente había sido majestuosa cuando se encontraba habitada, llena de pasillos, ventanales, habitaciones… Pero en esos momentos le estaba sacando de quicio, quería salir de allí cuanto antes y eso definitivamente no estaba ayudando en nada.
Una puerta enorme estuvo entonces enfrente de ellas, y al parecer pensando lo mismo pusieron más énfasis a su correr.
Tenía miedo de que estuviera cerrada… de que realmente pasara como en toda película… como en la serie… y estuvieran atrapadas allí adentro.
Su corazón pareció bailar mambo en cuanto la puerta se abrió sin problemas al chocar las dos chicas a toda velocidad con ella. Detrás suyo, una risa macabra resonó por el lugar. Ninguna quiso siquiera mirar hacia atrás, simplemente corrieron hasta dejar detrás la casa y sus terrenos y atravesaron la calle inusualmente oscura del lugar. En pijamas, descalzas y con trece grados de temperatura. Solo al estar a más ciento cincuenta metros del lugar se detuvieron, con el pecho doliéndoles, por el esfuerzo de los pulmones y por el estrés que sufrió el corazón.
Bajo la luz de la calle fue cuando recién ella miró a la integrante muda que se le había sumado en… esa odisea.
Era familiar, primero pensó. Mucho.
Y segundos después pudo verle bien la cara.
Abrió bien los ojos sin creerlo y solo atinó a decir…
-¿Danitza?- preguntó Carolina.
-
*
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Estiró la mano sobre la cama y se acomodó para seguir durmiendo. Era raro, le decía su subconsciente, el cual se encontraba entre un mar de nubes, perdido en las profundidades del mismo sueño. La cama no debía de ser tan grande, la de su cuarto era simple y pequeña, no doble, y por lo tanto no debería de poder tener su brazo estirado hacia un costado y aún seguir teniendo superficie. Se movió inquieta, mientras que su mente inconscientemente trabajaba para resolver el misterio. ¿Acaso se había quedado durmiendo en el cuarto de sus padres mientras miraba televisión? Una respuesta negativa le siguió a esa pregunta. No había usurpado la cama de sus padres en el día anterior para ponerse a ver tele como siempre hacía, por lo que era imposible que estuviera durmiendo allí. Además, si se hubiera quedado dormida sus padres la habrían levantado para que se fuera a su cuarto.
Un escalofrío recorrió el cuerpo, el cual se acurrucó más, intentando que sabanas y acolchados que no existían se pegaran a este y evitaran que pasara frío. Pero no pasó.
Abrió un ojo y su visión solo pudo captar una casi completa oscuridad. Aún dormida, frunció el cejo, estaba segura de que las luces del patio que entraban por el ventanal de su cuarto alumbraban mucho más que eso. Abrió el otro ojo, y se puso boca arriba.
Se sentía rara, como si no estuviera en su cama, en su cuarto.
Y cuánta razón tenía en cuanto se hubo acostumbrado a la falta de luz.
Estaba acostada en una cama de dos plazas, encima del cubrecama y sin estar tapada con nada, lo que explicaba el frío que sentía. Este no era su cuarto blanco, con dos camas simples, la computadora y sus miles de libros y estanterías. El lugar era grande y por lo que podía ver con muebles viejos. A un costado, una mesita de luz era adornada con una lámpara de hierro que asemejaba a una planta de rosa.
Calló ante la situación y se sentó de repente en la cama. Giró su cabeza hacia los costados intentando ver un poco más mientras pensaba, ¿en dónde demonios estoy? Tanteó a un costado, buscando el Swicht de la lámpara, la luz se encendió, pero eso no significaba un alivio demasiado grande. En cuanto hubo de apreciar en su totalidad en donde se encontraba se le calló el alma a los pies.
O era una habitación muy descuidada o el lugar había estado falto de presencia humana por un rato largo. Todo estaba cubierto de polvo, viejo y desgastado. El ventanal que allí había estaba recubierto con tablones de madera, y por una finas rendijas llegaba a colarse algo de luz de lo que supuso era la calle. En ese momento agradeció que aunque sea la casa todavía tuviera corriente eléctrica. Se bajó de la cama. Todavía llevaba el pantalón y remera pijama con el cual se había ido a acostar y sus pies descalzos tocaron el suelo de madera cubierto de polvo. Miró a los alrededores y se quedó allí parada por lo menos durante diez segundos.
-Diría que estoy soñando, pero sería muy hipócrita de mi parte.- murmuró por la comisura de la boca. Y maldita sea que hacía frío allí.
Pegó un salto. A lo lejos, en la casa, algo pesado parecía haberse caído.
Con cada soplo del viento afuera, la luz de la lámpara titilaba. Aunque había algo en ello que le daba una mala sensación. Y solía hacerle casos a estas, normalmente la salvaban de muchos problemas.
Otro golpe abajo.
Uno de los tablones que cubrían la ventana salió volando de ella y rompió el vidrio en el proceso.
Entró el viento
Se apagó la luz.
Buscó a tientas en la mesita para ver si podía volver a encenderla. Sus ojos se acostumbraron nuevamente a la oscuridad y miró a la puerta de la habitación, la cual se acababa de abrir.
Una figura en la entrada. Ella parpadeó y desapareció.
Tuc, tuc, tuc, tuc… Bombeaba el corazón.
Logró agarrar la lámpara, busco encenderla. Pero un tirón le hizo notar que el cable había sido cortado.
Luego de eso algo le tocó el hombro, un espasmo salió de su boca y se giró. Allí, en medio de la oscuridad un hombre viejo, demacrado, con cortes, Muerto… Le sonreía de forma macabra mientras levantaba un cuchillo.
Gritó. Era la primera vez que mandaba tanta fuerza a sus cuerdas vocales. El grito pareció algo involuntario, porque ¿qué respuesta lógica era esa? ¿Qué iba a salvarla en un momento como ese? ¿De qué le ayudaría un grito?
Nada.
Entonces realizó la única acción que quizás con suerte le serviría, y sino… pues, mejor ni pensarlo.
Le tiró con la lámpara de hierro. La cual lo atravesó completamente e hizo que desapareciera.
Quedó allí parada, no más de tres segundos. Pero para la mente humana eso es mucho tiempo. Trabaja a mucha velocidad, y ese momento tan corto es lo suficiente como para que uno pueda caer que lo que había tenido enfrente si era un fantasma. Si fue afectado por la lámpara de hierro. Y muy importante también, si parecía querer matarla.
Por lo que solo atinó a hacer algo que era a la vez estúpido y lógico. Salió corriendo como alma que lleva el diablo fuera de la habitación y cerró la puerta tras ella, antes de darse cuenta de que haber dejado la única arma que quizás le serviría, allí dentro, no debía de haber sido buena idea. Pero en esos instantes, no creía que su corazón soportara la perspectiva de volver adentro de ese cuarto.
Ahora estaba en un pasillo, uno bastante largo.
Tuc, tuc, tuc, tuc… se escuchaba su corazón… Como odiaba los pasillos largos… y oscuros.
Algo de luz, no sabía de dónde, iluminaba el camino. La propia mente le decía que empezar a correr por ese lugar tétrico era loco, pero el quedarse también, por lo que… No tardo en elegir ir hacia la derecha y largarse a su suerte.
Cualquiera le hubiera dicho que no estaba tomando las cosas bien, que quizás todo había sido su imaginación, que los fantasmas no existían. Pues ella no estaba dispuesta a averiguarlo, fuera una broma jugada por alguien, quizás solo una alucinación, o lo que sea, prefería averiguarlo cuando estuviera fuera de ese lugar y completamente segura y con la capacidad de pensar. Además, si solo era una broma. ¿Podía matar a los responsables después, no?
La madera suelta resonaba bajo sus pies, a lo lejos, golpes y pisadas podían escucharse también. Su corazón se aceleró…
Llegó a un hall.
Por unas vidrieras entraba la luz de la luna, y faros a lo lejos iluminaban la posada y el lugar a donde había ido a parar. Una chimenea enorme flanqueaba la habitación, y enfrente de ella los instrumentos para encender el fuego.
Corrió hacia allí y tomo una asadera, ¿era de hierro o no? Tenía que serlo… siempre eran así. Además se sentía así.
Quizás no lo era, pero de todas formas lo tomó consigo, mejor algo que nada.
Pensó en los vidrios, podría romperlos y salir de allí. Se acercó, pero en cuanto lo hizo su esperanza salió volando por entre los barrotes que cercaban a los vidrios por fuera.
-Genial.-murmuró.
Un estruendo a su espalda casi logra darle un ataque, se giró, y por una de las millares de puertas que había allí, salió una figura, de mujer, por lo que pudo atisbar. Esta corrió hasta la mitad del lugar, hasta que se percató de ella. En cuanto lo hizo se frenó de golpe y miró con preocupación hacia atrás.
-¿Hola?- nuestra chica preguntó a la recién llegada, sintiéndose una total estúpida al decir algo así en un situación como aquella…
Esperaba una respuesta, pero la repentina sensación de frío, la entrada de viento de anda a saber de dónde, le borró todo lo referente a la recién llegada. Allí detrás de esa chica que no conocía estaba el loco asesino fantasma, al cual al parecer su mente ya le había metido un sobrenombre...
Su personalidad, mente e instinto de supervivencia le dijeron que saliera de allí tan rápido como pudieran sus piernas. Pero al parecer sus neuronas no estaban muy funcionales todavía, porque en su opinión para que fuera corriendo y atacara al fantasma con la asadera, que esperaba fuera de hierro, no tenía que estar muy bien en cuanto a la salud mental…
En cuanto hubo desaparecido aquel ser sobrenatural que al parecer tenía ganas de verlas cortadas en pedazos, las dos chicas no se hablaron, no se miraron. Pero lo que siguió fue como un tratado mental. La recién llegada tomó otra asadera y ambas salieron por la primera puerta que encontraron. Aquella enfrente de ellas.
La oscuridad no permitía que se vieran una a otra más que como sombras, pero eso no importaba, había que salir de allí… y rápido.
La casa seguramente había sido majestuosa cuando se encontraba habitada, llena de pasillos, ventanales, habitaciones… Pero en esos momentos le estaba sacando de quicio, quería salir de allí cuanto antes y eso definitivamente no estaba ayudando en nada.
Una puerta enorme estuvo entonces enfrente de ellas, y al parecer pensando lo mismo pusieron más énfasis a su correr.
Tenía miedo de que estuviera cerrada… de que realmente pasara como en toda película… como en la serie… y estuvieran atrapadas allí adentro.
Su corazón pareció bailar mambo en cuanto la puerta se abrió sin problemas al chocar las dos chicas a toda velocidad con ella. Detrás suyo, una risa macabra resonó por el lugar. Ninguna quiso siquiera mirar hacia atrás, simplemente corrieron hasta dejar detrás la casa y sus terrenos y atravesaron la calle inusualmente oscura del lugar. En pijamas, descalzas y con trece grados de temperatura. Solo al estar a más ciento cincuenta metros del lugar se detuvieron, con el pecho doliéndoles, por el esfuerzo de los pulmones y por el estrés que sufrió el corazón.
Bajo la luz de la calle fue cuando recién ella miró a la integrante muda que se le había sumado en… esa odisea.
Era familiar, primero pensó. Mucho.
Y segundos después pudo verle bien la cara.
Abrió bien los ojos sin creerlo y solo atinó a decir…
-¿Danitza?- preguntó Carolina.
Re: Despertar con los Muertos- MiniHistoria
Capítulo 1
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*
-
-Debemos de estar locas.- aseguró Carolina mientras que estacionaba el auto en las afueras del pueblo en el que estaban, había muchos árboles por allí para ocultarse, por lo que metió el auto por allí, intentando no chocar nada.
-Sabes muy bien que no lo estamos.- le refutó Danitza, mientras que revisaba la cajonera en busca de algo que pudiera servirles, como dinero o tarjetas de crédito.- Bingo- murmuró al sacar un fajón de dólares.
Carolina miró los billetes y se mordió el labio.
-Rosalía tenía toda la razón del mundo.- declaró.
-¿Acerca de qué Caro?- le preguntó la chica de cabellos negros.
-Eres una muy mala influencia.- aseguró, mientras que veía a su amiga a la que solo conocía hasta hacía unas horas, por internet, contar el dinero.
La susodicha la miró divertida.
-¿Y eso?- le preguntó.
Carolina puso los ojos en blanco.
-No hace ni 12 horas que te conozco, y ya he robado un auto, ropa y dinero- dijo señalando a cada una de las cosas.
Las dos habían dejado de tener puestas sus respectivas pijamas y lucían, en el caso de Carolina un pantalón de jean, zapatillas, una polera negra y una campera blanca. Danitza también tenía un pantalón de jean junto con zapatillas, pero una polera blanca y campera marrón.
-Pues no es mi culpa de que los estadounidenses se te tiren encima así como así- le respondió a Caro, recordando como dos hombres borrachos de unos treinta años habían salido de un bar y mientras se dirigían a su auto, se habían fijado en ellas, y sus "atuendos ".Si no eran pocas las sorpresas que habían tenido hasta ahora, más se preocuparon cuando ellos dos les empezaron a hablar en inglés… creyeron escuchar algo de "They’re mine… /Son mías " por parte de uno de los hombres, hasta que el otro le gritó y le partió una botella en la cabeza, dejándolo inconsciente. Luego de eso el otro cayó desmayado, no sabían todavía porque... aunque creían que había caído en coma alcohólica. Luego de eso les sacaron la llave y salieron de allí con Carolina al volante, ninguna con carnet… pero al menos esta última ya tenía sus buenos tiempos delante de un volante con sus prácticas. En cuanto a la ropa… mejor ni mencionarlo- Sabes que lo necesitábamos, era eso o morir de hipotermia. ¿Ir a la policía? Seguro que son más útiles que los de Honduras, pero ¿Cómo haces para explicarles que tú eres de Argentina, yo de Honduras pero chilena, y que ambas nos despertamos en una casa abandonada y con un fantasma queriendo matarnos, en Estados Unidos?
-Ok, está bien. Entiendo tu punto.- aseguró Carolina.- Pero… de todas formas robamos un auto, y estoy segura de que no tardarán en encontrarnos. Un fantasma intentó matarnos y estamos en Toledo, Ohio, Estados Unidos. No puedes esperar de mí que esté calmada.
Luego de decir eso, abrió bien los ojos asustada.
-Mierda…- susurró.
-¿Qué pasa?-le preguntó Danitza.
-Creo que tendría una manera de saber que ocurre, pero ni loca la pruebo.- le respondió mirando al frente.- Danitza…
-¿Sí?- le preguntó curiosa.
-No se te vaya a querer ocurrir decir Bloody Mary enfrente de un espejo en este pueblo.- dijo seria.- Ya digo yo que funciona…
Danitza la miró.
-¿Estás bromeando no? Eso es loco.
Carolina alzó una ceja y bufó.
-Sí bueno, si ayer me hubieras dicho que hoy estaría en Estados Unidos, robaría un auto, dinero, ropa y que un fantasma intentaría matarme también diría que es loco.
-Genial, ¿ahora me decís que estamos metida en… Supernatural?- preguntó.
-Eso, o el mundo en el que vivimos definitivamente es peor que toda cosa de ficción escrita en los libros.- Carolina miró a Danitza.- Ojalá sea lo que tu digas, porque al menos de esa manera sabemos que hacer dentro de todo…- luego puso una sonrisa enorme- y quien no dice… por ahí a lo mejor están Sam y Dean Winchester en algún lado.
Danitza la mira.
-¿Te das cuenta que eso también significa que en cualquier momento se desata el apocalipsis, no?
Caro la ve con mala cara.
-Gracias por alegrarme el día.
-Para eso estoy- dice la pelinegra, mientras vuelve a contar billetes.
-¿Y qué hacemos?-pregunta Carolina mientras que movía el auto para ocultarlo de la vista, entre los árboles.
-Vayamos al pueblo a comer algo, no sé tú pero yo estoy muerta de hambre, además, no es como si fueran a saber que fuimos nosotras las que robamos el auto. No nos vio nadie, y los dos que lo hicieron estaban en sus últimas- comentó Danitza.
Caro asintió.
-*-*-*-*-*-*-
-Anything else?/¿Algo más?- preguntó la camarera rubia, que en esos momentos les atendía luego de que ordenaran.
-No, thanks./No, gracias.-respondió Caro, y la chica se alejó. A los costados muchos adolescentes comían con sus respectivos grupos de amigos.
Al parecer era vacaciones de navidad por allí.
-Bueno para practicar el inglés, ¿no?- le preguntó Danitza.
-Primera vez que hablo con alguien que verdaderamente hable inglés- respondió Caro.- Supongo que me alegro de haberme metido en la academia por cuenta propia. Ha dado sus frutos.
-Sí. Suficientes problemas ya tenemos, no vaya a ser que ni siquiera sepamos el idioma…- comentó Dany, mientras observaba los autos pasar por la calle a través de la ventana.- Tenemos grandes problemas.
-No, Sherlock, podemos resolverlos con solo levantar el celular y llamar a nuestros padres- ironizó Caro.- Celular que por cierto no tenemos.
-Gracias por decir lo obvio.
-De nada, me gusta ser de ayuda.- habló riéndose Caro.
--*--
-¿Vamos a ir otra vez?- preguntó de repente Danitza, luego de que les llevaran las hamburguesas que habían pedido, junto con la coca y el jugo de durazno de Dany.
-¿A dónde?- le preguntó confundida Carolina, mientras mordía su comida.
-A la casa claro.- respondió.
Caro la miró, la miró… y luego la volvió a mirar.
-Se te zafó un tornillo.-declaró.- El polvo del lugar te hizo algo.
-Oh vamos, ¿y las conversaciones de cuando iríamos y acabaríamos con Lloronas, vampiros, demonios, fantasmas…? ¿Fueron de mentira?- le preguntó Danitza.
-Sabes que no, pero… yo me veía en un contexto un poco más preparada. O sea… con pistolas de sal, con plata, hierro, ¿exorcismos?. ¿Identificaciones? Un auto- comentó Caro- y que sea nuestro, ¡no robado! Teniendo idea de donde estamos metidas… y muchos otros factores. Danitza, no tenemos ni idea del fantasma en esa casa, ni que hace, ni porque está ahí, ni donde está enterrado. Y para matarlo hay que quemar sus restos, restos que no sabemos donde están, y que para conseguir su ubicación deberíamos meternos en lugares que pueden arrestarnos. Ni el nombre del que murió sabemos.- finalizó.
-No seas tan aguafiestas.-le increpó la pelinegra.
- Como tú dices, solo digo lo obvio y razonable.
-Y es de gran ayuda.-planteó-para arruinar mis planes.
-Como siempre.
Caro sonrió y se dispuso a terminar su hamburguesa.
-**-*-*-**-*-*-**-*-*-**-
Tuc,tuc,tuc,tuc,tuc…
Tuc,tuc,tuc,tuc…
Los dos corazones parecían verdaderos tambores en medio de la oscuridad de esa noche.
-Vamos a morir.-aseguró Danitza.
-Y esta era la que quería volver…- comentó Caro mientras que miraba al frente, petrificada al igual que su amiga.
Eran aproximadamente las once de la noche y habían vuelto al auto con la idea de salir del pueblo. Gran sorpresa se habían llevado cuando descubrieron que cierto fantasma, en cuanto hubo de esconderse el sol empezó a perseguirlas… no dejaba que el auto arrancará y creían no querer averiguar qué hubiera pasado si no se les hubiera ocurrido comprar sal y otras cosas luego de comer.
Las dos estaban encerradas en el auto, sal trazando una línea para cada una de las puertas y ventanas. Enfrente del carro, el mismo fantasma que hacía casi un día las mataba, las miraba con los ojos perdidos pero una sonrisa sádica y cuchillo en mano.
-¿Segura que no puede entrar?- preguntó Dany.
-A menos que Supernatural nos falle y la sal no sirva, no debería de poder entrar.-constató Caro.
-¿Qué demonios hace acá?-preguntó Danitza sin quitarle los ojos de encima.- Que esté enterada, si el espíritu está en la casa, no puede salir a dar paseítos por ahí, ¿o no?
-No que yo sepa…-dudó Caro- Puede que no esté atado a la casa o algo así, realmente no tengo idea. Y no es algo que quiera discutir en estos momentos, me preocupa más ese cuchillo ahora.
El espíritu las miró, levantó un brazo y clavó con fuerza el cuchillo en el capó… y empezó a destrozarlo con facilidad.
El rostro de Caro se indignó.
-¡Me gusta este auto estúpido!-le vociferó.
Danitza se le quedó mirando.
-Es solo un auto, Caro.-la tranquilizó.
La susodicha la miró como si estuviera trastornada.
-Es un Ford Mondeo, así que no me vengas con que es cualquier cosa.- le advirtió la chica.
-No sabía que estuvieras loca por los autos.- murmuró Danitza.
-Son mis amores.-le confesó.- Y ese hij* de put* lo está destrozando.-si las miradas de Caro mataran, el fantasma ya se hubiera vuelto a morir.
-*-*-
Un rato después.
-*-*-
-¿Crees que se irá?- inquirió esperanzada Dany mientras que el espíritu lunático daba vueltas alrededor del auto raspando el cuchillo contra el metal. Había que mencionar que Carolina no estaba nada contenta por este hecho y la mutilación que su "nuevo coche" estaba sufriendo.
-Dany…- la llamó.
-Dime.
-Con la suerte que tenemos hasta ahora, dudo que se vaya hasta la mañana.- confesó Carolina.
-Bueno… ¿y qué? ¿Nos quedamos acá toda la noche despierta?- preguntó mientras que ambas seguían con la mirada a cierto fantasma asesino.
-Eso parece.- señaló la morocha.-Tendremos que averiguar qué pasa. No podemos andar con un demente tras nuestro. Y encima ahora tendremos que cambiar el auto… ¡maldito fantasma!- le gruñó.
Danitza sonrió y a Caro eso no le gustó para nada.
-¿De verdad quiero saber el por qué de esa sonrisa?
-Vamos a tener que cavar al parecer.- explicó Dany.
Su amiga la observó cuidadosamente antes de responder.
-Bien, si tan excitada estas por cavar en una tumba, el trabajo es todo tuyo, nunca me gustó agarrar una pala para poner plantitas, dudo que el sacar huesos cambie las cosas.
-
*
-
-Debemos de estar locas.- aseguró Carolina mientras que estacionaba el auto en las afueras del pueblo en el que estaban, había muchos árboles por allí para ocultarse, por lo que metió el auto por allí, intentando no chocar nada.
-Sabes muy bien que no lo estamos.- le refutó Danitza, mientras que revisaba la cajonera en busca de algo que pudiera servirles, como dinero o tarjetas de crédito.- Bingo- murmuró al sacar un fajón de dólares.
Carolina miró los billetes y se mordió el labio.
-Rosalía tenía toda la razón del mundo.- declaró.
-¿Acerca de qué Caro?- le preguntó la chica de cabellos negros.
-Eres una muy mala influencia.- aseguró, mientras que veía a su amiga a la que solo conocía hasta hacía unas horas, por internet, contar el dinero.
La susodicha la miró divertida.
-¿Y eso?- le preguntó.
Carolina puso los ojos en blanco.
-No hace ni 12 horas que te conozco, y ya he robado un auto, ropa y dinero- dijo señalando a cada una de las cosas.
Las dos habían dejado de tener puestas sus respectivas pijamas y lucían, en el caso de Carolina un pantalón de jean, zapatillas, una polera negra y una campera blanca. Danitza también tenía un pantalón de jean junto con zapatillas, pero una polera blanca y campera marrón.
-Pues no es mi culpa de que los estadounidenses se te tiren encima así como así- le respondió a Caro, recordando como dos hombres borrachos de unos treinta años habían salido de un bar y mientras se dirigían a su auto, se habían fijado en ellas, y sus "atuendos ".Si no eran pocas las sorpresas que habían tenido hasta ahora, más se preocuparon cuando ellos dos les empezaron a hablar en inglés… creyeron escuchar algo de "They’re mine… /Son mías " por parte de uno de los hombres, hasta que el otro le gritó y le partió una botella en la cabeza, dejándolo inconsciente. Luego de eso el otro cayó desmayado, no sabían todavía porque... aunque creían que había caído en coma alcohólica. Luego de eso les sacaron la llave y salieron de allí con Carolina al volante, ninguna con carnet… pero al menos esta última ya tenía sus buenos tiempos delante de un volante con sus prácticas. En cuanto a la ropa… mejor ni mencionarlo- Sabes que lo necesitábamos, era eso o morir de hipotermia. ¿Ir a la policía? Seguro que son más útiles que los de Honduras, pero ¿Cómo haces para explicarles que tú eres de Argentina, yo de Honduras pero chilena, y que ambas nos despertamos en una casa abandonada y con un fantasma queriendo matarnos, en Estados Unidos?
-Ok, está bien. Entiendo tu punto.- aseguró Carolina.- Pero… de todas formas robamos un auto, y estoy segura de que no tardarán en encontrarnos. Un fantasma intentó matarnos y estamos en Toledo, Ohio, Estados Unidos. No puedes esperar de mí que esté calmada.
Luego de decir eso, abrió bien los ojos asustada.
-Mierda…- susurró.
-¿Qué pasa?-le preguntó Danitza.
-Creo que tendría una manera de saber que ocurre, pero ni loca la pruebo.- le respondió mirando al frente.- Danitza…
-¿Sí?- le preguntó curiosa.
-No se te vaya a querer ocurrir decir Bloody Mary enfrente de un espejo en este pueblo.- dijo seria.- Ya digo yo que funciona…
Danitza la miró.
-¿Estás bromeando no? Eso es loco.
Carolina alzó una ceja y bufó.
-Sí bueno, si ayer me hubieras dicho que hoy estaría en Estados Unidos, robaría un auto, dinero, ropa y que un fantasma intentaría matarme también diría que es loco.
-Genial, ¿ahora me decís que estamos metida en… Supernatural?- preguntó.
-Eso, o el mundo en el que vivimos definitivamente es peor que toda cosa de ficción escrita en los libros.- Carolina miró a Danitza.- Ojalá sea lo que tu digas, porque al menos de esa manera sabemos que hacer dentro de todo…- luego puso una sonrisa enorme- y quien no dice… por ahí a lo mejor están Sam y Dean Winchester en algún lado.
Danitza la mira.
-¿Te das cuenta que eso también significa que en cualquier momento se desata el apocalipsis, no?
Caro la ve con mala cara.
-Gracias por alegrarme el día.
-Para eso estoy- dice la pelinegra, mientras vuelve a contar billetes.
-¿Y qué hacemos?-pregunta Carolina mientras que movía el auto para ocultarlo de la vista, entre los árboles.
-Vayamos al pueblo a comer algo, no sé tú pero yo estoy muerta de hambre, además, no es como si fueran a saber que fuimos nosotras las que robamos el auto. No nos vio nadie, y los dos que lo hicieron estaban en sus últimas- comentó Danitza.
Caro asintió.
-*-*-*-*-*-*-
-Anything else?/¿Algo más?- preguntó la camarera rubia, que en esos momentos les atendía luego de que ordenaran.
-No, thanks./No, gracias.-respondió Caro, y la chica se alejó. A los costados muchos adolescentes comían con sus respectivos grupos de amigos.
Al parecer era vacaciones de navidad por allí.
-Bueno para practicar el inglés, ¿no?- le preguntó Danitza.
-Primera vez que hablo con alguien que verdaderamente hable inglés- respondió Caro.- Supongo que me alegro de haberme metido en la academia por cuenta propia. Ha dado sus frutos.
-Sí. Suficientes problemas ya tenemos, no vaya a ser que ni siquiera sepamos el idioma…- comentó Dany, mientras observaba los autos pasar por la calle a través de la ventana.- Tenemos grandes problemas.
-No, Sherlock, podemos resolverlos con solo levantar el celular y llamar a nuestros padres- ironizó Caro.- Celular que por cierto no tenemos.
-Gracias por decir lo obvio.
-De nada, me gusta ser de ayuda.- habló riéndose Caro.
--*--
-¿Vamos a ir otra vez?- preguntó de repente Danitza, luego de que les llevaran las hamburguesas que habían pedido, junto con la coca y el jugo de durazno de Dany.
-¿A dónde?- le preguntó confundida Carolina, mientras mordía su comida.
-A la casa claro.- respondió.
Caro la miró, la miró… y luego la volvió a mirar.
-Se te zafó un tornillo.-declaró.- El polvo del lugar te hizo algo.
-Oh vamos, ¿y las conversaciones de cuando iríamos y acabaríamos con Lloronas, vampiros, demonios, fantasmas…? ¿Fueron de mentira?- le preguntó Danitza.
-Sabes que no, pero… yo me veía en un contexto un poco más preparada. O sea… con pistolas de sal, con plata, hierro, ¿exorcismos?. ¿Identificaciones? Un auto- comentó Caro- y que sea nuestro, ¡no robado! Teniendo idea de donde estamos metidas… y muchos otros factores. Danitza, no tenemos ni idea del fantasma en esa casa, ni que hace, ni porque está ahí, ni donde está enterrado. Y para matarlo hay que quemar sus restos, restos que no sabemos donde están, y que para conseguir su ubicación deberíamos meternos en lugares que pueden arrestarnos. Ni el nombre del que murió sabemos.- finalizó.
-No seas tan aguafiestas.-le increpó la pelinegra.
- Como tú dices, solo digo lo obvio y razonable.
-Y es de gran ayuda.-planteó-para arruinar mis planes.
-Como siempre.
Caro sonrió y se dispuso a terminar su hamburguesa.
-**-*-*-**-*-*-**-*-*-**-
Tuc,tuc,tuc,tuc,tuc…
Tuc,tuc,tuc,tuc…
Los dos corazones parecían verdaderos tambores en medio de la oscuridad de esa noche.
-Vamos a morir.-aseguró Danitza.
-Y esta era la que quería volver…- comentó Caro mientras que miraba al frente, petrificada al igual que su amiga.
Eran aproximadamente las once de la noche y habían vuelto al auto con la idea de salir del pueblo. Gran sorpresa se habían llevado cuando descubrieron que cierto fantasma, en cuanto hubo de esconderse el sol empezó a perseguirlas… no dejaba que el auto arrancará y creían no querer averiguar qué hubiera pasado si no se les hubiera ocurrido comprar sal y otras cosas luego de comer.
Las dos estaban encerradas en el auto, sal trazando una línea para cada una de las puertas y ventanas. Enfrente del carro, el mismo fantasma que hacía casi un día las mataba, las miraba con los ojos perdidos pero una sonrisa sádica y cuchillo en mano.
-¿Segura que no puede entrar?- preguntó Dany.
-A menos que Supernatural nos falle y la sal no sirva, no debería de poder entrar.-constató Caro.
-¿Qué demonios hace acá?-preguntó Danitza sin quitarle los ojos de encima.- Que esté enterada, si el espíritu está en la casa, no puede salir a dar paseítos por ahí, ¿o no?
-No que yo sepa…-dudó Caro- Puede que no esté atado a la casa o algo así, realmente no tengo idea. Y no es algo que quiera discutir en estos momentos, me preocupa más ese cuchillo ahora.
El espíritu las miró, levantó un brazo y clavó con fuerza el cuchillo en el capó… y empezó a destrozarlo con facilidad.
El rostro de Caro se indignó.
-¡Me gusta este auto estúpido!-le vociferó.
Danitza se le quedó mirando.
-Es solo un auto, Caro.-la tranquilizó.
La susodicha la miró como si estuviera trastornada.
-Es un Ford Mondeo, así que no me vengas con que es cualquier cosa.- le advirtió la chica.
-No sabía que estuvieras loca por los autos.- murmuró Danitza.
-Son mis amores.-le confesó.- Y ese hij* de put* lo está destrozando.-si las miradas de Caro mataran, el fantasma ya se hubiera vuelto a morir.
-*-*-
Un rato después.
-*-*-
-¿Crees que se irá?- inquirió esperanzada Dany mientras que el espíritu lunático daba vueltas alrededor del auto raspando el cuchillo contra el metal. Había que mencionar que Carolina no estaba nada contenta por este hecho y la mutilación que su "nuevo coche" estaba sufriendo.
-Dany…- la llamó.
-Dime.
-Con la suerte que tenemos hasta ahora, dudo que se vaya hasta la mañana.- confesó Carolina.
-Bueno… ¿y qué? ¿Nos quedamos acá toda la noche despierta?- preguntó mientras que ambas seguían con la mirada a cierto fantasma asesino.
-Eso parece.- señaló la morocha.-Tendremos que averiguar qué pasa. No podemos andar con un demente tras nuestro. Y encima ahora tendremos que cambiar el auto… ¡maldito fantasma!- le gruñó.
Danitza sonrió y a Caro eso no le gustó para nada.
-¿De verdad quiero saber el por qué de esa sonrisa?
-Vamos a tener que cavar al parecer.- explicó Dany.
Su amiga la observó cuidadosamente antes de responder.
-Bien, si tan excitada estas por cavar en una tumba, el trabajo es todo tuyo, nunca me gustó agarrar una pala para poner plantitas, dudo que el sacar huesos cambie las cosas.
Última edición por Avada Kedavra el Sáb Ago 08, 2009 11:54 pm, editado 2 veces
Re: Despertar con los Muertos- MiniHistoria
Capítulo 2
-
*
-
-Somos únicas.-le aseguró Carolina a Dany mientras que navegaba por el internet del ciber en el que estaban.
Había pasado un día y medio desde el asunto del auto. Habían intentado por todos los medios el conseguir información acerca del asunto del fantasma, el cual por cierto, les hizo una visita similar en el motel en el que se habían hospedado la segunda noche que estuvieron allí. Habían logrado poner sal en todas las puertas y ventanas del lugar al que habían logrado entrar sin identificaciones, un milagro que todavía no se explicaban.
El hecho de que fueran menores de dieciocho sin ningún tipo de identificación no ayudaba en mucho, por lo que por lo único que podían valerse eran los jóvenes del pueblo que solían escuchar cosas insólitas acerca de este.
Hacía tres horas que habían averiguado mediante unos adolescentes que era lo que pasaba con la "casa embrujada de la calle Bridwitch", y no estaban del mejor humor.
-¿Por qué Caro?
-Bueno, apartando el hecho de que caímos en un hotel con una historia criminológica muy interesante, y que por tal hecho ahora somos el juguetito del fantasma de un asesino serial, tenemos tanta suerte que me sorprende que no estemos todavía metidas en algo del apocalipsis.
-Tu espérate, Caro. Ya empezaremos a ver demonios- le garantizó Danitza.
-Gracias, eso me alivia mucho.- le respondió y suspiró. Tecleó varias palabras más en google y entró en los lugares que le confirmaban la historia que le habían sonsacados a los chicos del pueblo.
-Entonces…- comenzó a decir Danitza, mientras mirada por encima del hombro de Caro.- la historia es, que hace tres años los policías atraparon en ese hotel a Fred Hillmoore, asesino serial buscado desde hace años.
-Y escucha esto- le dijo Caro- Hillmoore era conocido por asustar a sus víctimas antes de matarlas. Se especializaba en jóvenes mujeres que pasaban por el hotel Adán, y las perseguía durante tres noches a donde sea que fueran, era conocido por dejarse ver momentáneamente, para asustar de alguna forma a sus víctimas, para luego al tercer día ir a donde estuvieran y matarlas y despedazarlas con un cuchillo.
Danitza parpadeó varias veces.
-Hermoso, tenemos para vivir hasta hoy a la noche.
-Oye, no es gracioso.- la reprendió Caro.
Danitza no le hizo caso.
-¿Por qué se dice que su espíritu esta en el Hotel?- le preguntó.
-Nunca llegaron a arrestarlo- le dijo Caro- Opuso resistencia y el equipo SWAT tuvo que dispararle, estaba en el hotel en el momento.
-¿Dice donde está enterrado?
La cara de Carolina expresaba preocupación. Mucha.
-En el patio trasero del hotel.
-Eh…- Danitza no sabía que decir.- ¿Puedes explicarme porque el dueño del hotel enterró a un asesino serial en el patio trasero?
Caro puso los ojos en blanco.
-Bueno, aparte de arruinarnos la vida tres años después a nosotras, lo hizo porque era su hermano
-Maravilloso.
-Lo sé. Y escucha esto, ¿sabes porque está cerrado el hotel? Porque se dice que siguieron pasando muertes, incluso encontré testigos que dicen que siguieron viendo a Fred por ahí. Y por eso la leyenda local y que el Hotel haya cerrado, nadie más iba a él.- finalizó Carolina.
-Sí, bueno. Leyenda ni que nada, lo que hemos visto era bastante real Caro.
-Lo sé, y eso me preocupa. Más ahora que tenemos que ir a escavar en medio de territorio enemigo.- Caro se mordió el labio- ¿Sabes? Dean y Sam no nos vendrían para nada mal por acá.
-Sí- concordó Dany- Pero no pienso esperar a esta noche para averiguar si aparecen o no. Tengo muchas ganas de ver el apocalipsis y no puedo si estoy muerta.
Caro levantó las cejas preocupada.
-Bien, tú espera ver al apocalipsis, yo no me muero hasta ver a los hermanos Winchester.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
-Ahora si Caro podemos decir que estamos locas-le dijo Danitza, mientras sujetaba con fuerza los tarritos de sal gruesa que habían comprado.
A lo lejos, el sol todavía presente en su totalidad, empezaba a descender y la luz se iba haciendo más tenue.
Las dos chicas se encontraban enfrente del hotel maldito, y ninguna parecía querer dar el primer paso.
-Vamos.- ordenó Caro, y abrió la puerta de reja.
Llevaba una mochila con gasolina, fósforos, sal y linterna. En mano tenía una barra de hierro y llevaba una pala.
Danitza le siguió por detrás.
-¿Crees que esté activo por aquí aunque sea de día?
-No sé, no me importa. Yo solo camino, busco la tumba y hago un circulo de sal para que no nos joda mientras cavamos.-dijo como autómata la chica.- Apresúrate- le dijo a Dany- porque sino creo que mi corazón sufrirá un infarto.
De lo primero que se dieron cuenta en cuanto se adentraron en el jardín, es que este era endemoniadamente grande. Había tantos arboles que a veces uno pensaba que podía llegar a estar en un bosque. Las chicas se miraban a cada rato, las sombras que proyectaban estos no eran muy tranquilizadoras.
No tardaron de llegar a un claro entre los árboles. El pasto estaba seco y totalmente descuidado, y los canteros hacía rato parecían no tener flores, en una esquina, una cruz marcaba el lugar de la tumba.
-Rápido.-dijo Danitza.- Hagamos un círculo grande antes de que pase lo que sea.
Trabajaron juntas y formaron un círculo grande y grueso alrededor de la tumba… y se metieron dentro.
-No aguantará- sentenció Caro mientras veía a lo lejos aún los rayos del sol.
-No.- coincidió Danitza mirando el círculo. De algún u otro modo algo malo pasaría. Sería demasiado fácil que la sal simplemente lo repeliera, y estas cosas, por lo que había podido ver, no eran nunca fáciles.
Giró su cabeza y vio a Carolina extendiendo su mano dándole la pala.
-¿Qué haces?- le preguntó.
Caro sonrió de costado.
-¿La pala era toda tuya no?- y se la dio a Dany.
-Tramposa- declamó la chica.
-Tú eras la que querías cavar, así que cava y no te quejes,- le respondió mientras que tomaba la barra de hierro- si el maldito aparece yo seré la que ande en tu defensa mientras tú te preocupas por remover tierra, así que no creas que tienes el peor trabajo. Y Dany…
-¿Qué?- le preguntó.
-Hazlo rápido, ¿sí?- le pidió Caro mientras señalaba al sol en el horizonte.
-*-*-
Media hora después
-*-*-
-Haré una queja acerca de esto- anunció Danitza en medio de la casi oscuridad que se había apoderado del lugar, solo la linterna que sostenía Carolina iluminaba el lugar.-No puede ser que los metan tan abajo.
Ya llevaba cavado más de un metro cincuenta y seguía sin encontrar nada.
Después de decir eso, una suave brisa pasó por el lugar y les heló la nuca.
Caro se giró. Allí afuera del círculo estaba el fantasma.
Tuc, tuc, tuc, tuc…
Maldito corazón que no podía mantenerse quieto.
-Dany, apúrale.- a incitó.
-En eso estoy- le aseguró, mientras que clavaba la pala, un golpe hueco se hizo oír en ese momento.- bien.- susurró.
Caro escuchó el ruido, y no solo ella. El fantasma también pareció darse cuenta, porque miró a ambas con cierta fijeza que no era realmente una buena señal.
Y no le erró mucho a la idea, en cuanto una brisa más fuerte azotó el lugar. La sal empezaba a desparramarse.
-¡Danitza!-le gritó.
-Oye, ¡hago lo que puedo!-le respondió mientras sacaba la tierra de arriba del cajón.
El viento aumentaba su fuerza.
Tuc, tuc, tuc, tuc…
Caro agarró con fuerza la barra de hierro en caso de que la necesitara. A lo mejor se moría de un ataque antes de que pudiera cortarla en pedacitos…
Un fuerte golpe de madera rompiéndose le aviso que Danitza había roto el cajón. Pero en ese momento el viento empeoró y el selló de sal se rompió.
En ese momento descubrió como se sentía ser empujado por un fantasma y golpearse contra algo como un árbol. En la televisión parecía doloroso, en la vida real era diez veces peor.
Danitza se dio vuelta para ver a Caro volar.
-¡Préndele fuego boluda!- le gritó la chica luego de aterrizar en la base de un árbol y hacerse un corte algo profundo en el brazo derecho.
La de cabello negro no tardó en ir en busca de la gasolina, la sal y los fósforos.
Pero el fantasma tampoco se quedaba detrás, y fue tras ella, al parecer, con todas las ganas de clavarle el cuchillo que enarbolaba en lo alto. La chica reaccionó de la única manera posible, le tiró sal en la cara.
Lo cual pareció funcionar.
El espíritu de Fred desapareció, aunque sabían que no sería por toda la eternidad, no todavía.
Carolina logró levantarse y corrió hacia allí.
Tiraron gasolina y sal. Danitza encendió el fosforo. Y un sonido detrás de ellas las hizo girar. En cuanto lo hicieron, Caro le mandó un golpe a la mano de Dany para que soltara el fosforo, y callera en la tumba justo antes en el momento en el que Hillmoore quiso cortarles a ambas la garganta.
Las llamas estallaron pero…
-*-*-*-*-
Tuc,tuc,tuc,tuc,tuc,tuc,tuc,tuc,tuc…
Su cuerpo fue hacia delante, su corazón parecía poder escucharse a kilómetros y la respiración era de alguien que hubiera corrido alguna clase de maratón. Giró la cabeza hacia todos lados y hubiera jurado que se encontraba en su habitación.
Tanteó el switch de la lámpara que tenía a un costado y la prendió.
Pero solo la mantuvo asi durante dos segundos al notar que en efecto, estaba en su habitación, y tenía a su hermano de cuatro años en la cama de al lado.
Caro se tranquilizó y se dejó caer en su cama con un fuerte dolor en el brazo derecho. Se levantó y fue al baño. Sangre manaba del brazo y ella llevaba ropa sucia y cubierta de tierra.
Parpadeó varias veces.
-Y ahí se fugo la esperanza de que todo haya sido un sueño…- murmuró y procedió a curarse la herida antes de que alguien de la familia la viera. Y empezaran gritos y explicaciones sin sentido para algo que no había forma que le creyeran.-Pues tendré que esperar a que se conecte Danitza…- suspiró y siguió con lo suyo, eh… mirando hacia atrás cuando regresaba por el pasillo a su cuarto.
-
*
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-Somos únicas.-le aseguró Carolina a Dany mientras que navegaba por el internet del ciber en el que estaban.
Había pasado un día y medio desde el asunto del auto. Habían intentado por todos los medios el conseguir información acerca del asunto del fantasma, el cual por cierto, les hizo una visita similar en el motel en el que se habían hospedado la segunda noche que estuvieron allí. Habían logrado poner sal en todas las puertas y ventanas del lugar al que habían logrado entrar sin identificaciones, un milagro que todavía no se explicaban.
El hecho de que fueran menores de dieciocho sin ningún tipo de identificación no ayudaba en mucho, por lo que por lo único que podían valerse eran los jóvenes del pueblo que solían escuchar cosas insólitas acerca de este.
Hacía tres horas que habían averiguado mediante unos adolescentes que era lo que pasaba con la "casa embrujada de la calle Bridwitch", y no estaban del mejor humor.
-¿Por qué Caro?
-Bueno, apartando el hecho de que caímos en un hotel con una historia criminológica muy interesante, y que por tal hecho ahora somos el juguetito del fantasma de un asesino serial, tenemos tanta suerte que me sorprende que no estemos todavía metidas en algo del apocalipsis.
-Tu espérate, Caro. Ya empezaremos a ver demonios- le garantizó Danitza.
-Gracias, eso me alivia mucho.- le respondió y suspiró. Tecleó varias palabras más en google y entró en los lugares que le confirmaban la historia que le habían sonsacados a los chicos del pueblo.
-Entonces…- comenzó a decir Danitza, mientras mirada por encima del hombro de Caro.- la historia es, que hace tres años los policías atraparon en ese hotel a Fred Hillmoore, asesino serial buscado desde hace años.
-Y escucha esto- le dijo Caro- Hillmoore era conocido por asustar a sus víctimas antes de matarlas. Se especializaba en jóvenes mujeres que pasaban por el hotel Adán, y las perseguía durante tres noches a donde sea que fueran, era conocido por dejarse ver momentáneamente, para asustar de alguna forma a sus víctimas, para luego al tercer día ir a donde estuvieran y matarlas y despedazarlas con un cuchillo.
Danitza parpadeó varias veces.
-Hermoso, tenemos para vivir hasta hoy a la noche.
-Oye, no es gracioso.- la reprendió Caro.
Danitza no le hizo caso.
-¿Por qué se dice que su espíritu esta en el Hotel?- le preguntó.
-Nunca llegaron a arrestarlo- le dijo Caro- Opuso resistencia y el equipo SWAT tuvo que dispararle, estaba en el hotel en el momento.
-¿Dice donde está enterrado?
La cara de Carolina expresaba preocupación. Mucha.
-En el patio trasero del hotel.
-Eh…- Danitza no sabía que decir.- ¿Puedes explicarme porque el dueño del hotel enterró a un asesino serial en el patio trasero?
Caro puso los ojos en blanco.
-Bueno, aparte de arruinarnos la vida tres años después a nosotras, lo hizo porque era su hermano
-Maravilloso.
-Lo sé. Y escucha esto, ¿sabes porque está cerrado el hotel? Porque se dice que siguieron pasando muertes, incluso encontré testigos que dicen que siguieron viendo a Fred por ahí. Y por eso la leyenda local y que el Hotel haya cerrado, nadie más iba a él.- finalizó Carolina.
-Sí, bueno. Leyenda ni que nada, lo que hemos visto era bastante real Caro.
-Lo sé, y eso me preocupa. Más ahora que tenemos que ir a escavar en medio de territorio enemigo.- Caro se mordió el labio- ¿Sabes? Dean y Sam no nos vendrían para nada mal por acá.
-Sí- concordó Dany- Pero no pienso esperar a esta noche para averiguar si aparecen o no. Tengo muchas ganas de ver el apocalipsis y no puedo si estoy muerta.
Caro levantó las cejas preocupada.
-Bien, tú espera ver al apocalipsis, yo no me muero hasta ver a los hermanos Winchester.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
-Ahora si Caro podemos decir que estamos locas-le dijo Danitza, mientras sujetaba con fuerza los tarritos de sal gruesa que habían comprado.
A lo lejos, el sol todavía presente en su totalidad, empezaba a descender y la luz se iba haciendo más tenue.
Las dos chicas se encontraban enfrente del hotel maldito, y ninguna parecía querer dar el primer paso.
-Vamos.- ordenó Caro, y abrió la puerta de reja.
Llevaba una mochila con gasolina, fósforos, sal y linterna. En mano tenía una barra de hierro y llevaba una pala.
Danitza le siguió por detrás.
-¿Crees que esté activo por aquí aunque sea de día?
-No sé, no me importa. Yo solo camino, busco la tumba y hago un circulo de sal para que no nos joda mientras cavamos.-dijo como autómata la chica.- Apresúrate- le dijo a Dany- porque sino creo que mi corazón sufrirá un infarto.
De lo primero que se dieron cuenta en cuanto se adentraron en el jardín, es que este era endemoniadamente grande. Había tantos arboles que a veces uno pensaba que podía llegar a estar en un bosque. Las chicas se miraban a cada rato, las sombras que proyectaban estos no eran muy tranquilizadoras.
No tardaron de llegar a un claro entre los árboles. El pasto estaba seco y totalmente descuidado, y los canteros hacía rato parecían no tener flores, en una esquina, una cruz marcaba el lugar de la tumba.
-Rápido.-dijo Danitza.- Hagamos un círculo grande antes de que pase lo que sea.
Trabajaron juntas y formaron un círculo grande y grueso alrededor de la tumba… y se metieron dentro.
-No aguantará- sentenció Caro mientras veía a lo lejos aún los rayos del sol.
-No.- coincidió Danitza mirando el círculo. De algún u otro modo algo malo pasaría. Sería demasiado fácil que la sal simplemente lo repeliera, y estas cosas, por lo que había podido ver, no eran nunca fáciles.
Giró su cabeza y vio a Carolina extendiendo su mano dándole la pala.
-¿Qué haces?- le preguntó.
Caro sonrió de costado.
-¿La pala era toda tuya no?- y se la dio a Dany.
-Tramposa- declamó la chica.
-Tú eras la que querías cavar, así que cava y no te quejes,- le respondió mientras que tomaba la barra de hierro- si el maldito aparece yo seré la que ande en tu defensa mientras tú te preocupas por remover tierra, así que no creas que tienes el peor trabajo. Y Dany…
-¿Qué?- le preguntó.
-Hazlo rápido, ¿sí?- le pidió Caro mientras señalaba al sol en el horizonte.
-*-*-
Media hora después
-*-*-
-Haré una queja acerca de esto- anunció Danitza en medio de la casi oscuridad que se había apoderado del lugar, solo la linterna que sostenía Carolina iluminaba el lugar.-No puede ser que los metan tan abajo.
Ya llevaba cavado más de un metro cincuenta y seguía sin encontrar nada.
Después de decir eso, una suave brisa pasó por el lugar y les heló la nuca.
Caro se giró. Allí afuera del círculo estaba el fantasma.
Tuc, tuc, tuc, tuc…
Maldito corazón que no podía mantenerse quieto.
-Dany, apúrale.- a incitó.
-En eso estoy- le aseguró, mientras que clavaba la pala, un golpe hueco se hizo oír en ese momento.- bien.- susurró.
Caro escuchó el ruido, y no solo ella. El fantasma también pareció darse cuenta, porque miró a ambas con cierta fijeza que no era realmente una buena señal.
Y no le erró mucho a la idea, en cuanto una brisa más fuerte azotó el lugar. La sal empezaba a desparramarse.
-¡Danitza!-le gritó.
-Oye, ¡hago lo que puedo!-le respondió mientras sacaba la tierra de arriba del cajón.
El viento aumentaba su fuerza.
Tuc, tuc, tuc, tuc…
Caro agarró con fuerza la barra de hierro en caso de que la necesitara. A lo mejor se moría de un ataque antes de que pudiera cortarla en pedacitos…
Un fuerte golpe de madera rompiéndose le aviso que Danitza había roto el cajón. Pero en ese momento el viento empeoró y el selló de sal se rompió.
En ese momento descubrió como se sentía ser empujado por un fantasma y golpearse contra algo como un árbol. En la televisión parecía doloroso, en la vida real era diez veces peor.
Danitza se dio vuelta para ver a Caro volar.
-¡Préndele fuego boluda!- le gritó la chica luego de aterrizar en la base de un árbol y hacerse un corte algo profundo en el brazo derecho.
La de cabello negro no tardó en ir en busca de la gasolina, la sal y los fósforos.
Pero el fantasma tampoco se quedaba detrás, y fue tras ella, al parecer, con todas las ganas de clavarle el cuchillo que enarbolaba en lo alto. La chica reaccionó de la única manera posible, le tiró sal en la cara.
Lo cual pareció funcionar.
El espíritu de Fred desapareció, aunque sabían que no sería por toda la eternidad, no todavía.
Carolina logró levantarse y corrió hacia allí.
Tiraron gasolina y sal. Danitza encendió el fosforo. Y un sonido detrás de ellas las hizo girar. En cuanto lo hicieron, Caro le mandó un golpe a la mano de Dany para que soltara el fosforo, y callera en la tumba justo antes en el momento en el que Hillmoore quiso cortarles a ambas la garganta.
Las llamas estallaron pero…
-*-*-*-*-
Tuc,tuc,tuc,tuc,tuc,tuc,tuc,tuc,tuc…
Su cuerpo fue hacia delante, su corazón parecía poder escucharse a kilómetros y la respiración era de alguien que hubiera corrido alguna clase de maratón. Giró la cabeza hacia todos lados y hubiera jurado que se encontraba en su habitación.
Tanteó el switch de la lámpara que tenía a un costado y la prendió.
Pero solo la mantuvo asi durante dos segundos al notar que en efecto, estaba en su habitación, y tenía a su hermano de cuatro años en la cama de al lado.
Caro se tranquilizó y se dejó caer en su cama con un fuerte dolor en el brazo derecho. Se levantó y fue al baño. Sangre manaba del brazo y ella llevaba ropa sucia y cubierta de tierra.
Parpadeó varias veces.
-Y ahí se fugo la esperanza de que todo haya sido un sueño…- murmuró y procedió a curarse la herida antes de que alguien de la familia la viera. Y empezaran gritos y explicaciones sin sentido para algo que no había forma que le creyeran.-Pues tendré que esperar a que se conecte Danitza…- suspiró y siguió con lo suyo, eh… mirando hacia atrás cuando regresaba por el pasillo a su cuarto.
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FIN
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